Postureo menstrual: cuando la regla se convierte en tendencia

Postureo menstrual: cuando la regla se convierte en tendencia

La copa, las bragas menstruales, el ciclo menstrual… Cuando la menstruación ha llegado a la pantalla grande y hasta al parlamento, las expertas se quejan de la falta de profesionales en el debate y denuncian prácticas como el greenwashing. Algunas influencers son también parte de esa cara B.

María Miret García
@periodistia

Copa menstrual, bragas o la misma menstruación. Son cuestiones que hasta hace poco han sido consideradas “de mujeres” e incluso, tabú. Cuando Pixar estrena Red, una película que tiene por protagonista a una adolescente y su regla, la menstruación ha llegado hasta al parlamento. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. 

“No sé si te has fijado, pero de repente, resulta que, en lo que a menstruación se refiere, todo lo que hasta ahora era cosa de modernas, ecologistas o minorías, ahora es mainstream. Y dirás tú: pero Janire, tendrías que estar contenta, porque así cuantas más personas se animen mucho mejor. A esto te digo sí, lo que no me convence es la cara B del asunto”. 

Janire Mañes López, educadora sexual en igualdad de género, es fundadora de Ilen, un proyecto de divulgación sobre el ciclo menstrual y una tienda online especializada en menstruación sostenible. Ella es la que lanzaba el reto en Instagram desde su cuenta de ILEN – Cultura Menstrual

 

¿Qué hacen las empresas hablando en el Parlamento?

 

En su opinión, “todo este movimiento del parlamento tiene que ver con asociaciones que se pusieron en contacto con las marcas pequeñas, hasta que la cosa se institucionaliza y dejan a un lado las marcas pequeñas y van a por empresas que tienen más voz y al final se estandariza, se hace una especie de asociación y son estas empresas las que llevan las propuestas al parlamento a través de contactos”. ¿Qué hacen las empresas hablando en el Parlamento? Se pregunta Janire, que echa de menos la presencia de las profesionales. “Me extraña que no esté la voz de Erika Irusta, una activista que lleva años haciendo una labor, y una doctora que tenemos el lujo de tener, como Carme Valls Llobet”. 

Piensa también en Ana y Rina, de Aguas de Luna, que es una de las pioneras, junto a Rosa Paradela, en ayudar a muchas mujeres a descubrir su ciclo menstrual; o en Mercedes, de Tres Amapolas, y en Chusa Sanz, enfermera nutricionista experta en ciclo menstrual. 

También Rosa Paradela se siente muy contenta de que por fin se hable de ciclo menstrual. Cuando ella empezó con sus clases de yoga para mujeres, “apenas había nada”. Esta instructora de yoga para ciclo menstrual y climaterio destaca que hay “proyectos que funcionan muy bien. Hay figuras que me reconfortan, como Mónica Felipe Larralde”, que es otra de las primeras que habló de relajación desde su blog Estudio sobre el útero

Algunas influencers son, junto a la falta de profesionales, parte de esa cara B de la que habla Janire. Rosa Paradela también ha observado que hay “influencers diciendo barbaridades, como que duermas con la copa puesta 12 horas, o mujeres que quieren monetizar haciendo cursos y vendiendo una titulación, es desconcertante”. A ella, por ejemplo, le han ofrecido varias veces formar parte de un Master en el que todo es teoría. “Se está haciendo a la masculina, con evaluaciones tipo test, todo contenido y no pasado por el cuerpo”. En su opinión, “la mujer que lo hace no ha entendido ni su propio proceso. No digo sanar, sino entender y situar cómo es tu historia menstrual”. 

 

“Los productos menstruales alternativos y sostenibles ya son empoderadores en sí mismos”

 

Para Janire, estas influencers, que a priori publican contenido de calidad, “también hacen mucho daño, porque salen haciendo publicidad de cualquiera de estas marcas de greenwashing y tú te quedas con cara de tonta, porque lo mismo las has escrito y ni has recibido respuesta. Tampoco ayuda nada que le den voz a este tipo de productos”. Frente a los que ofrecen algunas empresas, “los productos menstruales alternativos y sostenibles ya son empoderadores en sí mismos”, explica, “porque invitan al cuidado del medioambiente, la conciencia ecológica, el cuidado del cuerpo… no necesitan un discurso más allá”, en su opinión. 

“Antes éramos cuatro las que peleábamos por esto, nos ha costado mucho sostenernos y ahora aparecen marcas aparentemente sostenibles que están revendiendo productos”, denuncia Janire. “No me convence que las típicas marcas de bragas de mercadillo o empresas gigantes estén ahora fabricando bragas menstruales sin tener en cuenta ningún criterio social ni ambiental y vendiéndolas por cuatro duros, apropiándose del discurso de la sostenibilidad”, se lee en el post de @ilenculturamenstrual. 

“Son empresas que no han hecho esto por un tema social, ambiental ni feminista, sino que se suben al carro y copian muchas cosas de las profesionales, incluso llegan a plagiar posts enteros o discursos propios, pero no comparten filosofía sino al contrario, hacen las mismas estrategias que la industria, como poner rebajas. Al final es un poco lo mismo, te copio la idea pero como nunca vas a tener el alcance que yo, te paso por encima”.

 

“Estamos cansadas de que se apropien de las luchas de las mujeres”

 

Janire confiesa que “estamos un poco cansadas, porque estas empresas invierten en súper campañas de publicidad online muy difíciles de desbancar, contra las cuales no hay nada que hacer, en nombre del empoderamiento de las mujeres y del discurso anticapitalista. Es un ultraje”, asegura. “Me parece que las campañas están disfrazadas: me apropio el discurso del empoderamiento y del feminismo y a través de esta apropiación te cuento mi película progresista”. Lo mismo pasa con las marcas. “Estamos hartas y en una situación muy vulnerable, nos estamos comiendo los valores porque haces una búsqueda y estas marcas salen las primeras, están arrasando”, se queja.  

Uno de los problemas es que no es tan sencillo distinguir estas marcas. “Las páginas web se parecen, hablan de las mismas cosas… pero luego llegas a la compresa de tela y te la encuentras en Amazon a precio de una compresa artesana, o hablan de materiales naturales pero no tienen certificado… es engañoso. A las consumidoras finales les decimos que intenten mirar qué hay detrás en la biografía, quien hay detrás, dónde se fabrica el producto, con qué materiales… porque a veces al final acabas en China. Las invitamos a que se fijen en esas cosas y escriban” a las marcas. 

“Me da mucha rabia que se apropien de las luchas de las mujeres”, escribe Janire en Instagram. “Vengo de ver Red y creo la película que da cuenta de que quien llega y cómo lo cuenta marca un relato de una manera. Por eso quiero estar presente, para poder dar voces plurales, con mis clases, con el libro, con directos…”, nos cuenta Rosa Paradela, que sin embargo no está muy presente en redes sociales. En su opinión, en ellas “no hay una mirada feminista y sin embargo, los cuerpos son diversos”.

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Artículo publicado en Objetivo Bienestar el viernes 27 mayo 2022
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27/05/2022

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