A las redes sociales no les gusta que hablemos de salud, sexualidad o higiene femeninas. Más de 50 empresas sostienen que Meta rechaza sus anuncios y suspende sus cuentas según un informe del Centro para la Justicia en la Intimidad (CIJ). Las compañías consideran la medida sexista, pues no ocurre lo mismo con el placer masculino. El acceso a la información sobre salud sexual beneficia a las mujeres según el CIJ, que pide una cultura de la equidad y el bienestar en intimidad.
María Miret García
@periodistia
Endometriosis, ciclo menstrual, embarazo, posparto… Son cuestiones que cada vez más nos interesan a las mujeres que nos preocupamos por nuestra salud y vida sexual. De hecho, el bienestar íntimo de las mujeres es uno de los sectores con más potencial de crecimiento.
Sin embargo, a Facebook y otras redes sociales no les gusta que hablemos de salud, sexualidad o higiene femeninas. Lo mismo ocurre con Instagram y otras plataformas, como TikTok. Facebook veta sistemáticamente la publicidad con palabras como vagina o menopausia y las imágenes de pezones o desnudos. Así lo asegura un informe del Center for Intimacy Justice (CIJ) publicado en Estados Unidos.
Más de medio centenar de empresas sostienen que la red social rechaza sus anuncios como “contenido para adultos”. Cualquier producto o servicio relacionado con el placer sexual es etiquetado de “pornografía”, aseguran. También ha suspendido sus cuentas en la mitad casos.
Es lo que le ha ocurrido a la fisioterapeuta y sexóloga Mireia Grossmann, a quien Instagram ha cerrado su cuenta @mireiagrossmann, que además ha sido hackeada. Todo empezó después de impartir un curso, cuando subió un post a la red social de Meta y no pasó nada, pero fue al hacer la historia cuando se quedó sin perfil.
El Centro para la Justicia en la Intimidad analizó 60 empresas dedicadas a la salud de las mujeres y de otros géneros diversos, todas menos una fundadas y lideradas por mujeres. A todas les habían rechazado al menos un anuncio en Facebook o Instagram. A la mitad les ha suspendido las cuentas.
La prohibición no parece seguir un patrón
Las categorías en las que han tenido problemas están relacionadas con la educación sexual, la menstruación, la fertilidad, el embarazo y el posparto, la menopausia, el suelo pélvico o el placer sexual. La prohibición, sin embargo, no parece seguir un patrón.
Es también la experiencia de Mireia Grossmann, autora del libro “El suelo pélvico al descubierto” y directora del espacio de salud Espai Alè en Barcelona, un Centro de Fisioterapia especializado en salud de la mujer y suelo pélvico, que tiene la impresión de que es aleatorio. “El problema es que no sé cuáles son las palabras prohibidas; puedo deducir que vulva lo es, pero no sé si uretra también”, explica en conversación telefónica. “La última vez que me bloquearon la cuenta unos días por publicar contenido inmoral fue por escribir la palabra sexualidad”, nos cuenta. “Me es muy difícil hablar de ella sin decir la palabra sexualidad”.
Mireia sospecha que es ahí cuando marcaron su cuenta con shadowban, la restricción que coloca Instagram para limitar la exposición por algún comportamiento que la aplicación considera incorrecto, de modo que las publicaciones no tengan la visibilidad que tenían. Publicando el mismo tipo de contenidos, en Facebook no ha tenido problemas. “En el apartado de alegaciones, yo escribí que soy fisio sexóloga y me dedico a la divulgación de la salud” o como a ella le gusta definirse, “acompaño a las mujeres en el mundo entre las piernas y más allá”.
Las compañías, la mayoría pequeñas y medianas empresas dirigidas por mujeres, consideran la medida sexista, pues no ocurre lo mismo con el placer masculino. Desde Meta se defienden asegurando que analizan las campañas para no ofender a nadie. Por su parte, Mireia tiene más cuidado. “Hice un post sobre las múltiples formas de hablar de vulva sin llamarla así”.
“Si no me gustan las normas, ¿qué hago yo en esa casa?”
La investigación del CIJ ha estado dirigida por Jackie Rotman, directora del Center for Intimacy Justice, que ha entrevistado a más de 50 emprendedoras y empleadas de más de 35 empresas desde 2018. En 2021, el centro encuestó a 44 empresas de salud femenina, de las cuales 42 habían intentado anunciarse en Facebook. La encuesta se distribuyó entre sus creadoras por email y en Linkedin. Otras 18 startups compartieron su experiencia en entrevistas, en las que se les preguntaba si habían intentado poner publicidad en Facebook o Instagram y si Meta había rechazado sus anuncios en estas redes sociales.
En las normas comunitarias de Facebook, que se aplican a personas de todo el mundo y a todos los tipos de contenido, se indica lo que está permitido hacer en esta red social y lo que no. El contenido que no está permitido está relacionado con cuestiones de seguridad, violencia o conducta delictiva y respeto de la propiedad intelectual. Se considera inaceptable el contenido gráfico y violento, el lenguaje que incita al odio, los desnudos, la actividad sexual de adultos y los servicios sexuales. Es en ese saco donde se incluyen también las cuestiones de salud y sexualidad femeninas.
El acceso a la información sobre salud sexual beneficia a las mujeres y personas de diversos géneros según el CIJ, que pide una cultura de la equidad y el bienestar en intimidad. Mireia reconoce que el cierre de la cuenta le ha ido muy bien “para replantearme cosas, porque estaba poniendo el peso donde no lo merece”. Cree que hay que estar en redes sociales, “pero medir mucho la fuerza que se pone, porque si no me gustan las normas, ¿qué hago yo en esa casa?”, se pregunta.