De la copa menstrual al sangrado libre, las alternativas “residuo cero” a la menstruación

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De la copa menstrual al sangrado libre, las alternativas “residuo cero” a la menstruación

A lo largo de su vida, una mujer tiene el periodo durante una media de más de 8 años en los cuales usará 150 kilogramos de compresas, con los que podría llenar dos microbuses. La contaminación es solo un problema de la regla, al que se une la pobreza menstrual: dos de cada 10 mujeres no pueden permitirse comprar tampones o compresas. Mientras Escocia se convierte en el primer país del mundo que ofrecer gratis estos productos sanitarios, en España el 10% de IVA grava los productos de higiene. Las alternativas “residuo cero” van desde la copa menstrual hasta la más atrevida: el sangrado libre.

“¿Cómo sería un mundo en el que a las niñas nos explicaran que se puede retener el sangrado? Imagínate el impacto económico, ecológico y en la vida de las mujeres”. La pregunta la hace Rosa Paradela, instructora de yoga para ciclo menstrual y climaterio, que recuerda la reflexión de una de las asistentes a uno de los círculos de sangrado libre que organiza: “la primera compresa que usé todavía está contaminando porque aún no se ha descompuesto”. Y lo mismo podemos decir todas las mujeres.

A lo largo de su vida, una mujer tiene el periodo durante una media de más de 8 años en los cuales usará 150 kilogramos de compresas, 90% de las cuales es plástico, con los que podría llenar dos microbuses. “Los componentes de nuestro sangrado son un fertilizante estupendo y sin embargo, en nuestra sociedad capitalista aquello que puede fertilizar la vida se convierte en algo que lo contamina”, denuncia Paradela. “La publicidad de estos productos también se aleja del acto de menstruar, porque recae sobre nosotras la responsabilidad del medioambiente en lugar de reconciliarte con tu menstruación”, denuncia esta instructora de yoga. Además, “la descartabilidad del producto desechable hace que te desidentifiques” de un proceso tan fisiológico como natural. Rosa Paradela recuerda que “lo que huele son las compresas”, no la sangre menstrual.

La contaminación es solo un problema de la regla, al que se une la pobreza menstrual: dos de cada 10 mujeres no pueden permitirse comprar tampones o compresas. A lo largo de toda su vida fértil, una mujer con flujo abundante puede llegar a gastar más de 2.000 euros, excepto que use la copa menstrual, que cuesta más de 10 veces menos. Una mujer tiene la regla durante 35 o 40 años de su vida, lo que supone tener que adquirir todos los meses productos de primera necesidad cuyo precio ronda los cinco euros.

Primary School Health Club WorldVision

Primary School Health Club members show reusable pads they make to keep girls comfortable during their menses and stay in school. @WorldVisionONG

Los productos de higiene menstrual no se consideran de primera necesidad

A pesar de que ovular y menstruar son procesos fisiológicos naturales, los denominados productos de higiene menstrual no se consideran de primera necesidad en la mayoría de países del mundo. Escocia es el primero que ha aprobado el acceso gratuito y universal a compresas y tampones. Estos productos sanitarios ya eran gratis para estudiantes de secundaria y universidad y se suministraban en los espacios públicos escoceses.

Lejos de ser gratuitos, la “tasa rosa” es el incremento de precio de un producto en “versión femenina”, que se aplica también a los productos de gestión menstrual. Países como Inglaterra, India, Australia o Canadá han reducido o eliminado esa tasa siguiendo la estela de Kenia, que lo quitó en el año 2004 con el objetivo de combatir la pobreza menstrual.

En España, el IVA superreducido (del 4%) grava los artículos de primera necesidad y el 10% los productos de higiene. La rebaja que proponían PSOE y Podemos en sus programas electorales no se ha recogido en los Presupuestos Generales del Estado de 2021. Desde 2018 compresas y tampones están libres de impuestos en las Islas Canarias.

“Tengo sensación de premura porque las grandes marcas están blanqueando su imagen”

Con motivo del ‘Día Internacional de la Higiene Menstrual’, el manifiesto Menstruación Digna pide que se adopten medidas contra la pobreza menstrual y el Gobierno cumpla su promesa de reducir los productos de gestión menstrual. En concreto, la bajada del IVA del 10% al 4% en compresas, tampones y copas menstruales, que son productos de primera necesidad. La iniciativa insta a reconocer el derecho que tiene toda persona a vivir esta parte de su ciclo biológico con dignidad y recursos, en un mundo en el que haya justicia menstrual.

María Victoria López Benito, coordinadora del Encuentro de Cultura Menstrual autor del manifiesto, explica que se recogerán adhesiones de cara al ‘Día Mundial de la Higiene Menstrual’ que se celebra el 28 de mayo. La plataforma se suma también al ‘MH Day’, que este año añade el hashtag #BajadaIva4% para poner fin a la pobreza menstrual y a la desinformación en torno al ciclo menstrual. Promovido por la ONG Wash United, el Día de la Higiene Menstrual está dedicado a crear conciencia sobre el papel que desempeña la gestión de la menstruación en el empoderamiento de las mujeres y las adolescentes de todo el mundo.

“Tengo sensación de premura porque las grandes marcas están blanqueando su imagen, necesitamos hablar de esto desde un periodismo concienciado”, dice la instructora de yoga para ciclo menstrual y climaterio Rosa Paradela.

Kamya, 13 años, distrito Buikwe de Uganda

“Todavía hay mucho tabú”

Las alternativas “residuo cero” van desde la copa menstrual hasta la más atrevida: el sangrado libre. Para Rosa Paradela, “estamos hablando de dos realidades: una es la parte más reivindicativa del feminismo que quiere visibilizar el sangrado, y en ese sentido hay muchas campañas”, explica. “Otra es la capacidad de percibir y retener el sangrado para expulsarlo cuando quieras y hay que empezar por ahí”, porque en su opinión hay mucha confusión en torno a lo que es el sangrado libre.

Esta instructora de yoga para ciclo menstrual y climaterio lo descubrió cuando vivía en el barrio de Lavapiés en Madrid. “Unas vecinas senegalesas me explicaron que ellas no usaban nada” y otra mujer le contó que lo practicaba porque no recibió ninguna información cuando le vino la primera regla. “Es algo de sentido común, pero tan poco escuchado que no podemos concebir que podemos lograrlo”, asegura. En su opinión, retener el flujo es una capacidad que las personas podríamos entrenar desde pequeñas. De hecho, en muchas culturas hay juegos en cuclillas que enseñan a percibir los músculos del diafragma pélvico. “Anatómicamente es posible, aunque no hay evidencia científica”, reconoce Paradela. En su experiencia como profesora de yoga, este método también ha apoyado a algunas mujeres con menstruaciones muy dolorosas.

“El principal ‘pero’ que me ponen las mujeres para el sangrado libre es manchar”

Si no nos sentimos preparadas, la copa menstrual, las compresas de tela o las bragas menstruales son otras alternativas. “Hay mujeres que tienen todavía cierto rechazo o han probado y no les apetece usar la copa menstrual”, reconoce la psicóloga Lola Hernández. Desde su experiencia como directora del movimiento de cultura menstrual La caravana roja, “las compresas de tela están teniendo mucho auge porque es una alternativa muy amable con el cuerpo y el medioambiente y también hay proyectos autogestionados de mujeres que las están elaborando”.

Es el caso de WorldVision, una ONG que ofrece soluciones sostenibles a la higiene menstrual involucrando tanto a niñas como a niños y adolescentes. Como parte del programa DREAMS, la ONG imparte sesiones para hacer compresas higiénicas reutilizables a niñas y niños en torno a los 10 años de edad, que cosen sus propias compresas de tela. “Haciéndolo solo con ellas no rompes realmente las barreras, por lo que incluir a sus compañeros, amigos y hermanos ayuda a que la regla no se vea como algo malo, que las mujeres no tengan que esconderse, porque hay países donde tienen que esconderse en casetas cercanas esos días”, explica Eloisa Molina, coordinadora de Comunicación de WorldVision España.

Cuando el sangrado es muy escaso, como es el caso de algunas atletas o mujeres veganas, hay quienes usan papel higiénico o algodón. “Todavía hay mucho tabú, el principal ‘pero’ que me ponen las mujeres para el sangrado libre es manchar”, explica Rosa Paradela. Algunas expertas proponen hablar de gestión menstrual y no solamente de higiene.

Shamira Nabukenya, 12 años, Uganda

Justicia menstrual, una dimensión de la Cultura Menstrual

“Preguntarse por la salud menstrual nos está hablando de una sociedad que se preocupa por los cuerpos, por los procesos fisiológicos que favorecen la continuidad de la vida y sobre todo, nos habla de una sociedad en la que la cultura menstrual está presente”, asegura el manifiesto “Menstruación Digna”. “Exigimos justicia menstrual como una de las dimensiones de la Cultura Menstrual”, una propuesta “para liberarnos de las creencias acerca de nuestro cuerpo, derribar los mitos sobre la menstruación y coger las riendas de nuestra sexualidad”.

Por ello son tan necesarias la visibilización de la menstruación como las propuestas de recogida desde iniciativas como Menstruación digna. “Cada vez hay más curiosidad y apertura, a la vez que se va haciendo más visibilización”, reconoce Lola Hernández, psicóloga y directora del movimiento de cultura menstrual La caravana roja. También Paradela lo ha observado: “nunca he visto tanta recepción como ahora, que haya una escucha tan clara entre las mujeres. Antes era muy difícil, era algo minoritario; ahora hay un boom de ciclicidad, mucho interés y dónde buscar. Ahora escuchan como antes no”, dice.

María Miret García @periodistia
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Publicado el

28/05/2021

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