Se llama anovulación y se produce cuando los ovarios no pueden liberar los óvulos. Sin embargo, aunque no ovulemos podemos sangrar. Ello no significa que no tengamos la menstruación, pues no se puede tener la regla sin ovular. Por eso es tan difícil detectar el problema, que generalmente da la cara cuando una mujer no se queda embarazada.
María Miret García
@periodistia
Se llama anovulación y se produce cuando los ovarios no pueden liberar los óvulos. Sin embargo, aunque no ovulemos podemos sangrar. Ello no significa que no tengamos la menstruación, que es resultado de un ciclo completo, con sus fases folicular, lútea y ovulación. La regla se da si tenemos todas las fases, pues el sangrado menstrual proviene de la preparación endometrial de nuestro útero para un embarazo y de haber tenido una ovulación. Es decir, si no ovulamos no tenemos la regla, aunque sangremos. Ese sangrado no marca el inicio de un nuevo ciclo. Por eso es tan difícil detectar el problema, que generalmente da la cara cuando la mujer no se queda embarazada.
Cuando tenemos un ciclo anovulatorio, el sangrado es producido por la estimulación de hormonas en la fase folicular, antes de ovular, y conlleva un patrón de irregularidad. De hecho, muchas mujeres que no ovulan suelen tener ciclos muy largos, de más de 35 días, o muy cortos, de menos de 25. Las que tienen ciclos regulares, de 28 a 30 días, suelen tener ciclos ovulatorios también. “Cuando tomamos la píldora también tenemos sangrados no menstruales”, explica Yolanda García, psicóloga especializada en salud femenina, fertilidad y crianza natural. Son los llamados “sangrados de deprivación”.
“Nuestro ciclo es un medidor de nuestra salud general”
El síndrome del ovario poliquístico, que consiste en la producción excesiva de hormonas masculinas por los ovarios, es la principal causa de la anovulación, junto a otros motivos que tienen que ver con alteraciones metabólicas que implican al sistema endocrino y hacen que el cuerpo no pueda ovular por un problema de salud declarado. También relacionado con una ingesta insuficiente de nutrientes está la amenorrea hipotalámica, que significa la retirada total de la menstruación. “Hay mujeres a las que unos meses antes pasan por un periodo de sangrados anovulatorios intermitentes, que es el paso previo a que el cuerpo no tenga la energía suficiente” para seguir menstruando, explica Alicia Bello, coach nutricional y en salud de la mujer (@ali.recupera.tu.ciclo en redes sociales).
“Lo que también puede pasar es que la mayor parte de tus ciclos sean ovulatorios y que por causa de estrés o de alguna alteración ambiental que te afecta, ese mes no ovules y tengas un sangrado anovulatorio con un patrón de sangrado continuo”, asegura Bello, según la cual la ovulación es sensible a los hábitos de vida. Para la coach, “casi ningún caso de anovulación tiene un solo factor como responsable, casi siempre es la suma” de varios. “Hay otro montón de factores, como la contaminación ambiental a la que estamos expuestas, la cantidad de tóxicos que ponemos en contacto con nuestro cuerpo y cuestiones secundarias, como si tengo más o menos problemas laborales o conflictos personales, que son fuente de estrés que se suele ignorar, porque no los percibimos como tal”. El estrés “es un disruptor endocrino al que no prestamos la atención que merece por no hacer cambios de estilo de vida, hasta que el cuerpo te obliga a parar de alguna manera”, nos cuenta Alicia Bello. “Casi siempre que hay un viaje que implique mucho cambio horario puede conllevar también que ese ciclo no ovules o lo hagas más tarde, que haya alguna alteración”, por ejemplo.
“Los factores ambientales tienen un impacto directo en nuestra salud menstrual”
“Nuestro ciclo es un medidor de nuestra salud general, de cómo esté depende que tengamos mejores menstruaciones”, explica la coach nutricional y en salud de la mujer. “Según nuestra salud sea mejor o peor lo serán nuestros ciclos, porque todos los factores ambientales que nos rodean tienen un impacto directo en nuestra salud menstrual”. La buena noticia es que podemos poner de nuestra parte. Para Alicia Bello, la base es como una mesa de cuatro patas: la nutrición; el nivel de ejercicio que hagamos, que suele ser negativo por exceso como por defecto; la gestión del estrés, y el sueño: la cantidad y la calidad de horas de descanso.
En su opinión, “sí es importante entender porqué el cuerpo deja de ovular, porque puede parecer que es algo aleatorio o caprichoso, pero no lo es en absoluto. Nuestro cuerpo siempre va a intentar que estemos en equilibrio y todo funcione lo mejor posible dado nuestro ambiente, pues tiene una capacidad asombrosa de adaptarse a los factores externos, pero hay ciertos límites de adaptación y ante una sensación de alerta, amenaza o peligro que el organismo percibe como falta de seguridad para llevar adelante un embarazo, nos protege retirando la ovulación”, explica.
Tomarse la temperatura basal para saber si estás ovulando
Una forma de saber si estás ovulando es hacerte una ecografía. Como ello no es algo que puedas hacer en casa o de forma habitual, hay kits predictores, que son test de ovulación. Están también las tiras de medición de la hormona luteinizante que precede a la ovulación, que son reactivas a la orina y se suelen usar en torno a la mitad del ciclo. El único problema es que pueden dar falsos positivos.
Una forma fácil de detectar la anovulación es el control de la temperatura basal. Para tomarla necesitamos un termómetro basal o de galio. Tenemos que registrar la temperatura corporal, oral o vaginal cada día a la misma hora, en estado de reposo sin levantarnos de la cama y después de haber dormido por lo menos 5 horas. “En realidad sólo te lleva dos minutos permanecer tumbada en la cama cuando suena el despertador”, explica Yolanda García, que recuerda que “es muy importante tomarla a la misma hora porque las desviaciones de más de 30 minutos cambian el resultado”. Esos datos se apuntan en una gráfica que comienza el día 1 de ciclo y al acabar éste se empieza a anotar en una nueva. También hay pulseras inteligentes que hacen ese registro automáticamente y termómetros con bluetooth que traspasan el valor del termómetro a una aplicación en el móvil.
Se trata de “una herramienta muy fácil, económica y respetuosa que permite ver si has ovulado, si tus niveles de progesterona son correctos, si hay inflamación, si puede haber sospechas de enfermedades como hipotiroidismo o endometriosis y por supuesto, gestionar tu fertilidad”, nos cuenta la psicóloga, que reconoce que “en la consulta es una herramienta imprescindible que me permite entender qué está ocurriendo a nivel hormonal en mi paciente y poder adoptar estrategias terapéuticas”.