Musicoterapia en oncología: cuando la música da sentido al cáncer

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Musicoterapia en oncología: cuando la música da sentido al cáncer

La musicoterapia ha entrado para quedarse en los hospitales, donde Música en Vena organiza conciertos para pacientes y familiares. En Oncología Pediátrica, los niños se convierten en artistas y protagonistas de su enfermedad. Sólo se trata de crear algo con lo que sucede.

 

María Miret García
@periodistia

 

La musicoterapia ha entrado para quedarse en los hospitales. Es una de las principales conclusiones del webinar “Hablemos de música” organizado por el Proyecto Humanizando Los Cuidados Intensivos (HUCI) en plena pandemia. En cuidados paliativos, por ejemplo, se observa cómo la música mejora la calidad de vida en los últimos momentos y les da tranquilidad a los pacientes: “a veces dejas los recuerdos en la canción y haces de puente explicando su despedida”, según se puso de manifiesto en el ciclo de conferencias sobre Música y Medicina organizado por el hospital del Mar en Caixa Forum Barcelona. 

En oncología, por su parte, se usan los “instrumentos para abrir canales de comunicación, que los pacientes se sientan bien tocando, dejarles crear sus espacios”, explica la musicoterapeuta Conxita Bentz. “Yo digo que el cáncer y la enfermedad deconstruyen y que yo uso la música y la creatividad para construir una nueva realidad no tan diferente de la anterior, pero que es capaz de resignificar la experiencia y darle sentido”. Camino Bengoechea, musicoterapeuta de HM Hospitales, trabaja en la unidad de Oncología Pediátrica del Hospital Montepríncipe de Madrid.

También Virginia Castelló, Presidenta y Fundadora de Música en Vena, utiliza la música para paliar el sufrimiento frente al cáncer. “Me di cuenta de que en oncología es donde más se necesitaba la música, ya que es donde más sufrimiento había en todo el hospital”, explica. Los conciertos de su asociación para pacientes oncológicos, de 40 o 45 minutos de duración, empezaron en la sala en la que se reúnen médicos y familiares, frente al módulo de enfermería. “Empecé a proponer a amigos artistas ir a hacer magia mientras los pacientes recibían sus sesiones de quimioterapia. Primero hacíamos magia, después empezamos a tocar la flauta”, nos cuenta Castelló.

 

“Sólo se trata de creer en la música, en el ser humano y trabajar para que surja”

 

Música en Vena surge de su experiencia acompañando a su cuñada, que padeció un cáncer, durante los tres años y medio que duró su enfermedad. Virginia Castelló se dio cuenta de que en el hospital hacían falta actividades para los pacientes. “Al año de fallecer mi cuñada propuse traer músicos, pero me dijeron que no y pensé en crear una asociación”. Así nació la asociación. Al darse cuenta de que los hospitales tenían auditorios y salones de actos, Virginia propuso usarlos para hacer conciertos. Empezaron con 3 o 4 y poco después ya iban a 10 hospitales en Madrid. 

“A través de una entrevista en la radio nos escuchó un chico y vinieron músicos voluntarios a tocar en el hall del Gregorio Marañón. Iban cantando por los pasillos hasta el hospital de día de quimioterapia y la gente fue del teatro al salón de actos, donde acabó el concierto”, recuerda. Fue en ese hospital madrileño en el que empezó la aventura de Música en Vena con adolescentes de la planta de Psiquiatría. También como parte de las actividades en psiquiatría llevaron una banda de música al teatro del hospital Niño Jesús y consiguieron que los adolescentes fueran a verla, relata la presidenta de la asociación.

 

La música en oncología infantil: crear algo con lo que sucede

 

“El lenguaje ya lo conocen, la música forma parte de sus vidas, pero ante una enfermedad como el cáncer, cobra un sentido mayor porque les ayuda a conocerse aún mejor”, aseguran Carla Navarro y María Martínez-Gil, musicoterapeutas de la Fundación Porque Viven, que recuerdan que “el trabajo en oncología infantil deberá llevarse a cabo atendiendo a las características que la propia infancia tiene, frente a la intervención con adultos”. Además, la música les da herramientas para potenciar su comunicación y la expresión de emociones ante la enfermedad. “La música y el arte en general se convierten en un instrumento con que expresar las inquietudes, favorecer la socialización y compartir experiencias y vivencias con otros niños, y es un elemento de disfrute y experiencia estética”, explica la musicoterapeuta de HM Hospitales Camino Bengoechea.

En la unidad de Oncología Pediátrica del Hospital Montepríncipe de Madrid, una de las que tiene mayor tasa de supervivencia de Europa del cáncer en niños y adolescentes, con una curación de más del 80 por ciento, también tiene cabida la musicoterapia. Allí se trabaja con niños de 0 a 18 años, lo que requiere ser especialista en atención temprana, infantil, adolescentes y adultos. En los últimos años también se está trabajando con adultos jóvenes de entre 18 y 21 años “y está siendo una experiencia impresionante”, asegura Bengoechea. A través de la musicoterapia, los niños se convierten en artistas y en protagonistas de sus propios procesos durante el tratamiento de la enfermedad. 

Además, la musicoterapia se aplica con todos los tipos de tumores que afectan a la infancia y adolescencia. En muchas ocasiones, ello supone enfrentarse a niños con tumores cerebrales que, como consecuencia de su tumor o de las secuelas del tratamiento, sufren daño neurológico severo. En esas ocasiones la música se convierte en una herramienta principal para su rehabilitación, atendiendo desde sus necesidades físicas (rehabilitación motora, pulmonar, etc.) hasta ofrecerles una manera de comunicarse cuando faltan las palabras, porque no les es posible hablar. “Es un privilegio para mi formar parte de sus vidas en ese momento tan difícil y ser capaz de ayudarles a hacer y crear algo con lo que les sucede”, reconoce la musicoterapeuta. 

 

Un trabajo en equipo

 

Pero este trabajo solo es posible tal y como se realiza en la unidad, si se entiende dentro de un equipo de profesionales que trabaja conjuntamente con un objetivo común. “Esto sólo es posible si existe un equipo de profesionales que creen en tu trabajo, que creen en ti como persona y eres capaz de crear con ellos un trabajo en equipo”, asegura Camino Bengoechea. Sentirse parte de la comunidad de hospital permite no aislar tu filosofía y práctica como profesional a un despacho o a una unidad, sino que hay una actitud abierta a incorporar cualquier aporte que pueda hacer mejor tu trabajo. 

“Es una suerte trabajar de esta manera”, dice la musicoterapeuta, que explica que la musicoterapeuta trabaja con niños o pacientes y también con sus familias. Bengoechea reconoce que “a veces es difícil que una familia en una situación de tanta fragilidad entienda cómo la música y el arte puede ayudarles, y más en una sociedad como la de hoy, donde estos valores se están perdiendo”. Camino Bengoechea nos cuenta que “con nuestro trabajo en musicoterapia tratamos de potenciar toda la parte artística del niño y de su familia, su sensibilidad y su experiencia de comunicación y expresión a través de un lenguaje diferente”. En su opinión, “sólo se trata de creer en ello, en la música, en el ser humano, y trabajar muchísimo para que eso, que es natural, surja”.

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Artículo publicado en Objetivo Bienestar el 14 de Mayo de 2021

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