Si hay un tabú en la sexualidad femenina, es el del orgasmo. A pesar de ser el órgano sexual femenino, el clítoris sigue siendo el gran desconocido. Solo a través de él podemos llegar al orgasmo que, a su vez, fomenta el deseo.
“La sexualidad femenina ha sido muy tabú. El placer femenino siempre ha sido penalizado. Era subsidiario al orgasmo masculino”. Lo recordaba la sexóloga y escritora Valerie Tasso, embajadora de LELO, en la presentación de su nuevo libro, El Orgasmo, en un hotel del centro de Madrid.
En los años 60 y 70, Master and Johnson midieron la respuesta sexual femenina y llegaron a la conclusión de que el clítoris es el órgano sexual femenino. Se trata del único órgano cuya función vital es hacernos sentir placer. Altamente sensible, cuenta con más de 8.000 terminaciones nerviosas. “Lo que no se ve y no tiene nombre no existe”, y el núcleo sexual de la mujer ha sido el gran desconocido hasta el siglo XVI. Desapareció hasta 1998, cuando se hizo la primera resonancia magnética, y en los años 2000 se obtuvo una imagen en 3D. ¿Por qué desaparece y vuelve a aparecer? “Nos han quitado el clítoris simbólicamente para tenernos controladas”, asegura Valerie Tasso. Si hay un tabú en la sexualidad femenina, es el del orgasmo.
La vagina es el eje en torno al que giran las relaciones heterosexuales. Sin embargo, no tiene muchas terminaciones nerviosas ni despierta el gatillo del orgasmo. “La gente piensa que tiene mucha sensibilidad y no es así”, explicaba la ginecóloga Miriam Al Adib en el lanzamiento del primer vibrador para el punto G femenino por Womanizer, en el que también participó Ana Lombardía, psicóloga experta en bienestar y salud sexual. “Es una zona que no tenemos erotizada, no forma parte del repertorio de prácticas sexuales excepto por la penetración”, decía ésta.
Para que se produzca el orgasmo, necesitamos estimular el clítoris
“Todavía recibo consultas de mujeres que no llegan al orgasmo con la penetración. ¡Ni yo tampoco!”, confiesa Valerie Tasso. Sólo el 18% puede llegar al orgasmo con penetración. Cuando esto ocurre, lo que estimulamos es la zona interna del clítoris, que se abre por dentro en dos ramos sobre el tubo de la vagina, como bien explica la ginecóloga Miriam Al Adib. En una encuesta realizada por We-Vibe, el 48,5% de mujeres afirmó que siempre o casi siempre necesitan estimulación adicional del clítoris durante las relaciones sexuales con su pareja para experimentar un orgasmo. Es decir, de la fricción en la vagina no salen los orgasmos, sino que en ellos interviene el clítoris, ya sea interno o externo.
“Conseguimos el orgasmo con el clítoris, así que no debería ser patologizado”, pide la ginecóloga Miriam Al Adib, que explica también que no hay dos tipos de orgasmos, aunque las mujeres podemos alcanzarlo estimulando distintas zonas. Esto es, la respuesta orgásmica siempre se produce en el clítoris, pero puede darse a través de infinitas vías de estimulación. Ello es así porque tenemos muchas vías de estimulación que pueden desencadenar la respuesta orgásmica. Para Bárbara Fernández, da igual la vía de estimulación. Esta experta en Longevidad y Ginecología Regenerativa de Clinique La Prairie ha participado en un encuentro organizado en Madrid por la marca de bienestar sexual y juguetería erótica de lujo LELO. “El hombre tenía que dar placer por la penetración, pero la responsabilidad del orgasmo es compartida. La capacidad de elegir es lo que empodera a las mujeres”. Para que se produzca el orgasmo, eso sí, tiene que contribuir el clítoris, que es la estructura anatómica que se activa en él.
“Lo que necesitamos estimular es el clítoris”, explica Ana Lombardía, y ni siquiera es necesario estimularlo siempre, “por eso puedes tener un orgasmo soñando”. De hecho, las personas pueden experimentar el orgasmo en situaciones no sexuales, como haciendo ejercicio, dando de mamar o en cualquier circunstancia cotidiana. Y es que la imaginación es una de las principales fuentes de excitación de las mujeres, frente a la masculina, que suele ser más visual. Un estudio sobre la relación entre el cerebro y los orgasmos ha encontrado que la corteza prefrontal se activa cuando tenemos orgasmos, más incluso cuando las caricias y las contracciones pélvicas son imaginarias.
El sexo en solitario ayuda al autodescubrimiento
Una falsa creencia es que con la edad no tenemos ganas de sexo, cuando sin embargo “el clítoris no envejece y no pierde ni una terminación nerviosa”. Por eso tenemos que entrenarnos, en opinión de la sexóloga. “Lo que necesitamos es bombear sangre a la zona para que se mantenga en el tiempo y se produzca la excitación, con o sin orgasmo, que haya flujo sanguíneo”. La ginecóloga Miriam Al Adib recuerda que tener orgasmos no es lo mismo que excitarse ni tener una relación. “La excitación ya permite esa lubricación de las paredes vaginales”, explica. “Puedes tener sólo excitación o seguir con el orgasmo, aunque no tengas relaciones”. En su consulta, ella recomienda llegar a dos o tres orgasmos cortos a la semana.
“Ya estamos hartas, ya es hora de decir: me masturbo. Hace 20 años, la gente se echaba las manos a la cabeza” si hablabas de masturbación femenina, recuerda Valerie Tasso. Ahora, entre el 40% y el 60% de las mujeres se masturban, según una encuesta de We-Vibe. Un estudio realizado por Womanizer a 22.315 participantes de 15 países, entre ellos España, asegura que las mujeres se masturban más que en años anteriores, y la brecha de masturbación ha disminuido del 62% al 47%.
El placer femenino siempre ha sido subsidiario del masculino. “Hemos dependido de un pene adherido a un hombre y todavía cuesta”, asegura Valerie Tasso. “No hay mujeres anorgásmicas, sino con falsas creencias. Hace falta una reeducación”. En su opinión, “tenemos que ser una fraternidad de egoístas, pensar en nuestro placer”.
Ello desmonta también otra falsa creencia: me masturbo porque no estoy satisfecha o porque no tengo pareja, “porque siempre hacemos depender el orgasmo del hombre”. Tres de cada cuatro mujeres encuestadas por Womanizer en España (77%) confiesa que tiene fantasías sexuales regularmente. Una de las principales razones de contarlas es querer que la otra persona nos conozca mejor antes de tener sexo con ella (41%). Sin embargo, el 17% no habla nunca de sus deseos y fantasías sexuales con su pareja.
Al ser estimulado por una pareja resulta mucho más fácil soltar el control y alcanzar el orgasmo. Además puede intensificar las relaciones sexuales, mejorar la confianza y profundizar la conexión entre las dos personas. Lo cual no elimina la importancia de la autoestimulación. El sexo en solitario ayuda al autodescubrimiento y no sustituye al sexo en pareja, sino que es diferente. La variedad en la vida sexual puede tener un efecto positivo en la sexualidad de la pareja, de hecho. Para Ana Lombardía, “conocer el propio cuerpo, las preferencias y las necesidades puede reforzar la relación de pareja”. Lo importante es construir el encuentro que a cada cual le apetezca. El problema es que a las mujeres no se les enseña a comunicarse abiertamente y con seguridad con sus parejas.
“Las parejas vienen con la demanda de que las mujeres no tienen tanto deseo y quieren sincronizarse pero es imposible, cada persona y cada pareja es un mundo. Los hombres me están pidiendo que arregle a sus mujeres” y cuando lo hago, me vienen ellas diciendo: “Ahora mi marido no me responde”, contaba Valerie Tasso en la presentación de su libro.
Los orgasmos fomentan el deseo, pero hay que trabajarlo
“El orgasmo no es una finalidad de la interacción sexual. Cuanto más pensemos en llegar, menos vamos a llegar”, en opinión de Valerie Tasso. “Cada dos por tres veo en mi consulta hombres y mujeres con problemas para llegar al clímax”, reconoce la sexóloga. “Veo que vamos para atrás”. Miriam Al Adib, por su parte, cree que “estamos cambiando, aunque todavía queda mucho, porque tenemos expectativas erróneas respecto al orgasmo”.
El problema es de una sociedad que solo premia la productividad y el rendimiento, frente a la sacralidad y el misterio de la sexualidad. “El orgasmo es una pequeña muerte, porque caes en el abismo”. Por eso muchas mujeres controladoras no pueden llegar. La única receta es dejarte llevar, porque escapa de tus manos.
El gatillo del orgasmo produce una descarga neurobiológica y, a su vez, los orgasmos fomentan el deseo. Para Valerie Tasso, “una relación erótica no puede empezar si no hay deseo”. Tener orgasmos es una forma de fomentarlo. “Siempre nos han tratado como animales culturales, pero no contemplamos el deseo. Solo se habla de excitación y erección como algo mecánico. El deseo es cultural”, asegura, y recuerda que “la sexualidad es un ciclo. Siempre tenemos el deseo en letargo”. Por eso hay que trabajarlo. En su opinión, “el deseo es como dar de comer a nuestro cuerpo. Si no le das de comer es como un estómago, que se encoge y a la larga no acepta más comida”.