“Desde luego, las mujeres sois mucho más débiles que los hombres”. Es solo uno de los comentarios que profería el director de una agencia de prensa gráfica en la que trabajé durante algo más de un año. Situada en un local bajo, un único aparato de aire colgado justo debajo del alto techo apenas calentaba en invierno, así que mi compañera y yo pasábamos frío. La noche anterior o posterior a la entrevista de trabajo, no recuerdo ahora, tuve una pesadilla: soñaba que este señor me acosaba. No fue el caso, al menos no sexualmente. Pero siempre tuve la impresión de que debía haber hecho caso a mi sueño, que parecía premonitorio. Tiempo después me enteré, además, de que había montado la agencia robándole clientes a mi anterior jefe. Tardé un año en salir de allí.

 

Lo que no me podía imaginar era que fuera me esperaba algo aún peor. Dejé la agencia para irme como jefa de producción a otra que representaba a algunos de los mejores fotoperiodistas del mundo del momento. En 11 meses pasaron por allí más de 12 personas. Todas, menos yo, cogieron el bolso un día y salieron por la puerta sin negociar siquiera el despido. Así era el nivel de acoso laboral que allí se respiraba. El director podía pasarse gritando 10 horas al día sin parar, día tras día. En toda la historia de la agencia, solo dos personas nos fuimos negociando al menos el paro; en mi caso, a costa de amenazar con denunciarle por acoso laboral. Siempre me he arrepentido de no haberlo hecho. Por detrás de mi pasaron otras compañeras a quienes el puesto costó más de una baja por depresión.

 

“El periodismo te quita más de lo que te da”. Marta Gesto, periodista.

Podría parecer que mi vida laboral ha sido un infierno y no, todo lo contrario contrario. Afortunadamente, la experiencia en estas dos agencias son solo la excepción a una serie de trabajos felices. Mi carrera profesional empezó en Magisterio Español, el primer periódico en el que trabajé cuando estaba estudiando la carrera. Empecé como becaria para terminar coordinando la sección de Educación Internacional y la revista Escuela Infantil en acción. Durante muchos años seguí siendo colaboradora mientras ya trabajaba en Radial Press, mi primer trabajo como periodista y uno de los puestos en los que he sido más feliz, tanto por el horario como por el trabajo y el ambiente que en ella se respiraba. Euronews me dio la oportunidad de saltar a un medio grande trabajando en información internacional en Europa. Y cómo no mencionar los siete años que he pasado trabajando en el día a día de ANIS, la Asociación Nacional de Informadores de la Salud de España, de la que sigo siendo socia.

 

También me considero muy afortunada de haber tenido jefes maravillosos que además, son grandes profesionales y mejores personas. Pienso en Manuel Montes, un periodista de raza que fue uno de mis mejores jefes; todavía mantengo la amistad con mis compañeras de Radial Press y todas le recordamos con mucho cariño. Recuerdo también con mucho cariño a Miguel Ángel, ex director de Magisterio y mi primer jefe en un medio; a José María Moya, actual director con el que sigo teniendo una buena relación, y a Iñaki Moreno, mi primer redactor jefe en aquel semanario de educación. Pienso también en Luis Rivas, ex director de Euronews, y en lo que aprendí en aquellas reuniones del equipo español en que destripábamos el informativo. Por no hablar de Alipio Gutiérrez, que durante unos años ha sido mi jefe en ANIS y que además de un gran profesional es un ser humano entrañable, o de Emilio de Benito, mi siguiente jefe en la asociación, con quienes me sigo llevando de maravilla.

 

Buscando formas saludables de ejercer el periodismo

 

“Visto ahora, no tenían sentido aquellas guardias interminables”. Lo hablábamos Iñaki Moreno y yo cuando quedamos a tomar un café años después. Trabajamos juntos en Magisterio en la época previa a Internet. Al ser un semanario, teníamos más tranquilidad que en un diario aunque algo menos que en las revistas mensuales. Los días de cierre pedíamos pizza para cenar y nos daban las mil en la redacción. Bien pensado con perspectiva, era una cuestión de organización o más bien, de falta de ella y en esto estamos los dos de acuerdo. “El periodismo te quita más de lo que te da”, me decía hace años Marta Gesto, ex compañera en ANIS. ¿De verdad nos tiene que costar la salud ejercer el periodismo? Es la reflexión que me vengo haciendo años. De ella surge Almas Rotas.
Buscando formas saludables de ejercer como periodista he creado un proyecto de periodismo y salud mental a través de: 
  • El debate: hablemos de ansiedad, depresión, burnout, estrés postraumático… y porqué no, de suicidio entre periodistas.
  • La investigación sobre la salud mental de l@s periodistas.
  • Los recursos, donde aporto herramientas de gestión del estrés para periodistas.

Trabajar como periodista me costó dos bajas por ansiedad. No ejercer mi vocación me ha costado una crisis vital. Sin embargo, cada vez que me planteo volver a los medios se me pone un nudo en el estómago. Por eso, desde Almas Rotas propongo incorporar los cuidados en el trabajo informativo. Una apuesta por incluir el bienestar en las redacciones.