Se podría llamar Marta, Cristina o Jennifer. Ha dado a luz hace unas horas y el bebé no se agarra a la teta. Enseguida entra por la puerta una sanitaria con un biberón en la mano. La escena se repite en hospitales públicos y privados. Podría llamarse “sabotaje en el hospital” y sería una película de terror. Solo que la cinta no es de ficción, sino que sigue ocurriendo en la realidad. No solo en hospitales y centros de salud, sino también en artículos como El mito de la teta, leer para creer.
A pesar de los esfuerzos para poner fin a la promoción perjudicial de los sucedáneos de la leche materna, los países siguen sin proteger eficazmente a madres y padres frente a la información engañosa. Así lo asegura un informe de la OMS, UNICEF y la Red Internacional de Grupos pro Alimentación Infantil (IBFAN).
La pandemia ha puesto de manifiesto que la lactancia materna es una intervención de salud pública que salva vidas y previene infecciones y enfermedades en la población en general. La Organización Mundial de la Salud y UNICEF alientan a las mujeres a que sigan amamantando aunque estén infectadas por el coronavirus. La leche materna de las madres lactantes vacunadas contra la COVID-19 contiene anticuerpos que pueden ayudar a proteger a los bebés lactantes de la enfermedad, además.