Terriente, punto y seguido

Terriente, punto y seguido

El proyecto de los hermanos de San Juan De Dios cierra sus puertas tras 23 años de dedicación en Teruel a la salud integral y el desarrollo personal.

Descargar

Artículo publicado en la revista de los hermanos de San Juan De Dios número 185 de septiembre-octubre 2005.

Terriente HSJD Eneagrama

UNA SEMANA DE SALUD INTEGRAL EN BÚSQUEDA DE LA ESPIRITUALIDAD

A sus 19 años, Tamara es una superviviente. Con una cara preciosa y unos vivos ojos negros, tiene el mismo brillo en la mirada que Esteban. Los dos acaban de entrar en la presentación del taller para jóvenes de Autoconocimiento y Crecimiento personal con el Eneagrama, que se celebra en Terriente del 30 de julio al 5 de agosto. Con su estilo desenfadado y algo hippie, vienen cargados de ilusión, con una sonrisa de oreja a oreja y una historia que contar a sus espaldas.

“Mis padres se conocieron siendo muy jóvenes y, con 17 años, mi madre se quedó embarazada”, relata Tamara con una serenidad asombrosa. “Empezaron a trabajar y a ganar dinero y se engancharon a la heroína. Cuando yo tenía 4 años, mi padre se suicidó. Mi madre siguió enganchada, se traía a gente a vivir a casa para poder pagar el alquiler y yo recuerdo llevarla a casa tener que ducharla. Mis abuelos paternos decidieron quitarle la tutela y ganaron el juicio. Mi abuela es la persona a la que más quiero en este mundo; mi abuelo la maltrataba. A los 9 años, mi abuelo materno abusó de mi. Recuerdo que se me quedó todo el cuerpo rígido y una impotencia de no saber qué hacer. Como yo no tenía cariño en casa, siempre lo he buscado fuera. Siempre he sido más madura de lo que correspondía a mi edad y a los 11 años empecé a salir con un chico que me sacaba 4. A los 13 perdí la virginidad. Lo dejé porque me maltrataba y empecé con uno que me sacaba 18 años. Entonces yo pensaba que estaba muy enamorada, pero ahora me doy cuenta de que lo que buscaba en él era un padre. A los 13 años intenté suicidarme y después tuve una relación con una amiga lesbiana”.

“La gente viene a Terriente buscando una dimensión espiritual”

Tamara conoció a Esteban en un campamento de verano. Se enamoró de él y un año después volvieron a coincidir en Valencia. “Desde entonces no nos hemos separado”. La historia de esta joven de piel dorada es una de cuantas se escuchan durante los talleres de Salud Integral que cada verano tienen lugar en Terriente desde hace más de 20 años. Cursos de autoestima, sexualidad o Bioenergética destinados a curar historias como la suya. La terapia: meditación, una alimentación sana, actividades para compartir en grupo, abrazos, muchos abrazos, y amor, mucho amor.

Como explica el hermano Alberto García Canet, “queremos presentar una experiencia y una vivencia de grupo ofreciendo una orientación a las personas a través de unos medios saludables (alimentación, higiene) en un entorno privilegiado de respeto a la naturaleza, reflexionando sobre la cultura del consumo”. Se trata de abarcar una dimensión de trabajo psicológico y espiritual para adquirir la salud física. Las cifras hablan por sí solas: entre 11 y 12.000 personas han pasado durante estos 23 años por unos talleres que están abiertos a todo tipo de gente, incluso la que tiene escasos medios económicos. Durante los 4 meses de verano se imparten 18 talleres, a los que asisten entre 350 y 400 personas.

“Aquí de lo que más hablas es de tus sentimientos y no te miran como un bicho raro por ello”

El taller del Eneagrama al que asisten este año Tamara y Esteban trata de descubrir la personalidad a través de una estructura muy sencilla. La idea partió tras buscar técnicas psicológicas sencillas mediante las cuales personas que no supieran escribir pudieran observarse y descubrir sus luces y sus sombras. Según el director de los talleres, con esta técnica “se consigue que la gente tome conciencia de sus actitudes y angustias, que pueda observar todo el movimiento interno de su historia personal, darse cuenta, analizar y aceptar”. En definitiva, se trata de “una técnica de auto-observación para hacerte presente dentro de ti, aquietarte y observar tu propia realidad, no verla como algo negativo”.

Y a juzgar por los resultados, el método funciona. Durante la segunda sesión de bioenergética, Tamara se puso a llorar “porque saqué el dolor que tenía dentro”, según relata ella misma. En la tercera “grité muchísimo y noté cómo me salía el dolor, eso me ha ayudado y me he quedado mucho mejor porque nunca me había puesto a gritar, no sacaba la rabia”. Durante esta semana, a Tamara se le han revuelto historias como la de su padre, “a la que me siento muy unida porque mi abuela me ha hablado tanto de él que aunque no esté yo lo llevo dentro”, o los abusos de su abuelo. “Vine aquí porque desde hace un año me bloqueaba, me costaba mucho mantener una conversación, no podía bailar… llegué con la intención de animarme y el taller me ha dado la posibilidad de compartir mi experiencia más sanamente”. Y es que, “cuando sacas el dolor, te quedas súper bien”. Y si no, que se lo digan al resto de asistentes. Ver llorar durante horas a un tiarrón de casi dos metros de estatura no es fácil. Pero aquí, la gente saca del alma penas que nunca hasta ahora había llorado.

“Venir aquí es como un oasis”

Esteban cree que la experiencia “ayuda a las personas que vienen con una sed espiritual de vivir contentos consigo mismos, porque la sociedad nos mete muchísima presión, es una sociedad materialista, enfocada hacia el éxito, es muchas veces inhumana y aquí te das cuenta de que todas esas exigencias no sirven para nada si no estás bien contigo, mismo porque no tenemos tiempo para pensar si somos felices con lo que hacemos, es un dictado, nos dictan y nosotros a trabajar, consumir y callar, nos presionan para seguir los cánones y nadie habla de espiritualidad, de dolor o aceptación de tus errores. Venir aquí es como un oasis, en principio es un choque, pero después te das cuenta de que el sufrimiento esta ahí aunque lo escondas con coches o casas y ese dolor hay que sacarlo, es la asignatura pendiente de la sociedad, algo que pocas personas se atreven a descubrir”.

“Sacar el dolor que llevamos dentro es la asignatura pendiente de la sociedad”

Hace 23 años, tres hermanos de San Juan de Dios llegaron a Terriente “como una opción contemplativa, de estar y trabajar en el mundo rural desde una opción hospitalaria. Desde entonces, la capacidad de acogida ha hecho que haya ido viviendo gente en busca de la salud física, espiritual y psicológica”, a pesar del recelo que despierta la aplicación de terapias “alternativas” consideradas poco ortodoxas por algunos sectores. Hace un año, tras la muerte de uno de los tres hermanos y la marcha de otro, desapareció la comunidad religiosa como tal, aunque la institución permite al hermano Alberto continuar la labor terapéutica junto a la asociación que se creó desde el inicio, Betsaida.

Pero a partir del próximo mes de septiembre, ya no será en Teruel, sino en la localidad valenciana de Segart, ya que el obispado no ha dado el visto bueno a la continuación de esta labor. Según explica este psicoterapeuta, “el cierre supone tener que empezar a construir todo de nuevo en otro lugar”. Además, “se pone fin a unos servicios se tipo sanitario que se prestaban en los pueblos de alrededor y se pierde la posibilidad de tener abiertas las casas durante 5 meses”. En concreto, para el hermano Alberto esto supone un gran desapego. “Personalmente ya me he hecho a la idea de marcharme de Terriente, pero supone una ruptura total, han sido 23 años de entrega gratuita y desinteresada por el mundo rural, era una opción de por vida y esto supone romper esa dimensión emocional, aunque ya lo he aceptado”.

“Esto vale la pena porque ayuda a mucha gente que aún tiene fuerza para luchar”

Tamara cree que no se puede eliminar algo que tanto ayuda a la gente: “esto vale la pena, ayuda a muchísima gente que llega porque está mal pero tiene fuerza para intentar ayudarse. A mí me ha ayudado a sentirme más alegre, a mejorar el contacto con los demás… me ha gustado muchísimo”. Para Esteban, “los números hablan por sí mismos, sólo hay que ver cómo ha salido toda la gente que ha pasado por aquí, esto es un apoyo para personas que desean vivir plenamente y que necesitan ayuda, que tienen ganas de conocerse y de coger la vida por los cuernos”.

Él ha tardado años en decidirse a dar el paso. “Mis padres ayudaron a los hermanos a construir todo esto y yo vengo por aquí desde pequeño, pero no había hecho un curso antes porque mi vida iba por otro camino”. Ahora se ha decidido, “cuando he tenido conciencia de que quiero mirarme por dentro”. Y es que, “cuando le hablas a la gente de tu interior, de tu alma o de que necesitas hablar de algo profundo, te miran como un bicho raro. Pero aquí no, aquí de lo que más hablas es de tus sentimientos, aquí puedes hablar de lo más profundo y desahogarte. Es como un punto y aparte para seguir adelante”. Un punto y aparte que puede ayudar a sanar historias como la de Tamara.

“Terriente es como un punto y aparte para poder seguir adelante”

El punto y seguido espera en Segart, con el mismo espíritu de Terriente pero en un lugar más “energético, aislado y contemplativo”. Según explica el hermano Alberto, “el hecho de que, a partir de ahora, y una vez disuelta la comunidad religiosa, se haga cargo de los talleres una asociación, puede ser motivo de apertura a nuevas técnicas poco aceptadas desde una dimensión eclesial”. Sin embargo, cuantos hemos pasado por allí no podemos olvidar que Terriente era “un lugar ideal por la naturaleza, el aire puro, la acogida del pueblo, la sencillez y austeridad” y, sobre todo, por lo que significaba para que Teruel deje de ser una zona despoblada a comenzar a ser conocida.

María Miret García @periodistia
Habilidades

, ,

Publicado el

12/01/2017

Enviar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *